El tranportín es una tarea pendiente para un porcentaje altísimo de dueños de perros, generalmente se piensa que es como una cárcel y que va a ser perjudicial para nuestro amigo.
Pues no, tendría que ser un complemento obligatorio para todos los perros, les proporciona seguridad, tranquilidad y los relaja, así a priori no lo parece ya lo se, pero os voy a explicar cómo cuando y por qué ;)
Voy a poneros varios casos en los que el transportín nos van a ayudar con la capacidad tranquilizadora que tiene:
Viene el día de San Juan...hay petardos por doquier y el perro no hace más que pasearse arriba y abajo por la casa.....le damos un tranquilizante y aún así lo pasa mal.....si acostumbramos al perro a estar dentro de un transportín, el día de los petardos podremos dejar al perro dentro que, junto con un tranquilizante, tendremos al perro dormido en seguida, evitando así que el perro se autoestrese dando tumbos por la casa.
Nos vamos de vacaciones a un hotel, a la hora de la cena y de la comida tenemos un problema, ya que el perro no puede quedarse en la habitación sólo (podría destrozarlo todo) y claro....en los restaurantes no pueden entrar los perros, pues tenemos la solución perfecta con el transportín, el perro se queda tranquilo y nosotros también, ya que sabemos que no puede romper nada y podemos disfrutar de la comida tranquilamente además los viajes en coche son mucho más seguros con el perro en un transportín, tanto para ellos como para nosotros.
Tenemos que hacer obras en casa y el perro quiere merendarse a los obreros, evidentemente podríamos pensar....lo ato y punto, si se puede, pero eso también estresa y además en un piso es bastante complicado atarlo, podríamos encerrarlo en alguna habitación, pero casi seguro que rompe algo o algún trabajador sin querer abre la puerta. Con el transportín podemos tenerlo varias horas sin problema y el perro no se estresará con el ajetreo y no saldrá malparado nigún obrero.
En fin....hay muchísimos ejemplos más parecidos, pero lo más importante es saber que es un sitio en el que el perro sabe que puede descansar tranquilo, que nadie lo molestará y que además es un trocito de su casa allí donde vaya, eso si, hay que acostumbrarlo poco a poco a entrar en él y evidentemente debe estar entre dos y tres horas seguidas máximo.
Para acostumbrarlo es necesaria mucha paciencia, primero pondremos la caja allí donde nosotros estemos (el comedor por ejemplo), sin la puerta y poniendole trozos de comida, huesos, una mantita......cosas que le vayan gustando...cuando veamos que entra lo premiamos siempre y le damos más chuches, que asimile que el transportín mola, una vez el perro entra y sale sin problemas de la caja es hora de ponerle la puerta, eso si.....la dejamos abierta de par en par y seguimos como hasta ahora, cosas ricas y sabrosas cuando entre.
una vez ya tenemos al perro paseandose dentro y fuera del transportín, es hora de cerrarle la puerta estando dentro, la cerraremos sin más...y no la abriremos si el perro llora, se muestra nervioso o ladra. Tenemos que estar pendientes por que al mínimo SILENCIO hay que abrirle la puerta y felicitarlo, y así poco a poco se irá acostumbrando a estar en él, evidentemente es mucho más fácil acostumbrarlo de cachorro, pero.....lo podeis intentar a cualquier edad ;)